
La medida solo sería exigible para los nuevos conductores.
Al haberse suprimido por un dictamen motivado de 26 de febrero de 2015 de la Unión Europea la exigencia del carnet BTP a los profesionales del transporte público, miles de conductores de taxis y VTCs han quedado en España sin la obligación de someterse a ninguna exigencia formativa adicional para el ejercicio de la profesión de conductor.
Esto perjudica gravemente a la calidad del servicio a los usuarios y muy en especial a la que puedan prestar los conductores de los vehículos turismo de alquiler con conductor (usados por empresas como Cabify), puesto que los taxistas han de superar al menos los exámenes municipales de los denominados “permisos o cartillas del taxi” donde se les exige un conocimiento de la ciudad y callejero, junto con otras aptitudes para la profesión y atención al usuario. Sin embargo, no se extienden a los conductores de VTC, y no incluyen, en general, conocimientos sobre idiomas o relacionados con los aspectos turísticos de municipios y áreas de influencia de los mismos, que son cada día más demandados por los usuarios de este tipo de transportes.
Tan solo un día después de la manifestación de taxistas en Madrid contra la CNMC y ante las acusaciones de obsolescencia de su presidente, Marín Quemada, FEDETAXI propone fomentar la profesionalidad y la calidad del servicio público que ha de prestarse a los usuarios, la Federación Española del Taxi (FEDETAXI) ha elaborado una sólida propuesta consistente en la necesidad de superación de unas pruebas de Certificación de Aptitud Profesional (CAP) como requisito adicional al permiso de conducción de la clase B para conductores de transporte de público de viajeros en vehículos de hasta nueve plazas, incluido el conductor, similares a los ya existentes para conductores de autocares y autobuses.
En dicha formación, además de las materias clásicas, se incidirá en el aprendizaje de idiomas (fundamentalmente el inglés[1]), entre aquellos que van a conducir este tipo de vehículos, bien como trabajadores autónomos o por cuenta ajena.
La medida solo afectará a los nuevos conductores que vayan a acceder a la profesión, no a los que ya vienen ejerciéndola y además son poseedores del anulado BTP.
Algunos de los objetivos de esta formación, a título de ejemplo, serían los relativos al conocimiento de la reglamentación relativa al transporte de viajeros; la salud, seguridad vial y medioambiental, servicio, logística (Tipología de los accidentes de trabajo en el sector del transporte; uso de las vías públicas; la importancia del cumplimiento de las normas de Tráfico y Seguridad Vial; alumbrado y señalización óptica; señales en los vehículos; señales de circulación; los accidentes de tráfico, la magnitud del problema; estadísticas de los accidentes de circulación; implicación de los turismos de servicio público; dinámica de un impacto y consecuencias humanas, materiales y económicas del accidente; los grupos de riesgo; los factores de riesgo; la conducción preventiva; conducción en condiciones adversas; contaminación y accidentes); ser capaz de prevenir los riesgos físicos (Principios ergonómicos: movimientos y posturas de riesgo, condición física, ejercicios de manipulación y protecciones individuales); tener conciencia de la importancia de la aptitud física y mental (La conducción, una tarea de toma de decisiones; actitudes y capacidades básicas para una conducción segura; estado físico del conductor; principios de una alimentación sana y equilibrada; efectos del alcohol; los medicamentos o cualquier otra sustancia que pueda modificar el comportamiento; síntomas, causas y efectos de la fatiga y el estrés; papel fundamental del ciclo básico actividad/reposo); tener capacidad para evaluar situaciones de emergencia (Seguridad activa y pasiva; comportamiento en situaciones de emergencia: actuación en caso de accidente de tráfico; intervención, sensibilización y educación vial (formación individualizada); las normas de tráfico y la seguridad vial (debate grupal, dinámica de grupos); evaluación de la situación; prevención del agravamiento de accidentes; aviso a los servicios de socorro; auxilio a los heridos y aplicación de los primeros socorros; reacción en caso de incendio; evacuación de los pasajeros; garantizar la seguridad de todos los pasajeros; reacciones en caso de agresión; principios básicos de la declaración amistosa de accidente); diferentes papeles del conductor; diferentes interlocutores del conductor; mantenimiento del vehículo; organización del trabajo; consecuencias de un litigio en los planos comercial y financiero y conocer el entorno económico del transporte por carretera de viajeros y la organización del mercado, así como aspectos de interés turístico (capacitación para información turística básica, nociones sobre historia de España y principales puntos turísticos, moneda, festividades y cultura); trato con usuarios y formación básica en idioma inglés.
En la actualidad, según datos del Ministerio de Fomento[2], existen 70.964 vehículos de ambas categorías (VT y VTC), y un número de conductores, al menos, un 30% superior al de vehículos, toda vez que en ocasiones existen varios conductores para cada vehículo, por lo que la población afectada sería de aproximadamente 100.000 conductores[3].
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[1] En relación a los idiomas, las encuestas de satisfacción y proyección de servicio de taxi, demandan cada vez más el conocimiento fundamentalmente de inglés como una ventaja competitiva y un avance en la calidad del servicio hacia el turista y el usuario de negocios internacionales que visitan nuestro país.
[2] Fuente: Estadística del Registro de Transportistas del Ministerio de Fomento sobre distribución de Autorizaciones por Comunidad Autónoma y clase a 01-12-2015, ver http://www.fomento.gob.es/transportes/webturi.pdf
[3] Dato que puede concretarse con información suministrada por SEPE y Ayuntamientos.